Tenemos muchas posibilidades de realizar una acción
positiva hacia la naturaleza trabajando con árboles. Son actividades al alcance
de todas las personas, con gastos mínimos, donde la voluntad puede resultar la
principal limitante.
Regalar árboles
Aprovechar todas las ocasiones del año (cumpleaños,
fiestas, aniversarios) para regalarle un retoño de árbol a nuestros amigos.
Siempre resulta oportuno adjuntar un texto sobre los valores de la especie y
una guía de consejos útiles de cómo cuidarlo.
Llevar árboles al colegio
Las escuelas son un ámbito ideal para tratar el tema
de los árboles y ponerlo en práctica. Hay entidades ambientalistas que brindan
talleres específicos sobre el tema.
Se puede cambiar el práctico de germinación con poroto
por uno con seibo, cuya semilla es similar y tiene muchas chances de
desarrollarse.
Otra cuestión que debería salir por voluntad de
autoridades, padres o alumnos es tener al árbol nacional en la entrada; idea factible
de desarrollar en casi toda la Argentina (salvo los altos Andes y la
Patagonia). También puede tenerse en lugares destacados los árboles de mayor
importancia cultural en la región, como pehuenes en Neuquén, lengas en Tierra
del Fuego, mistoles en Santiago del Estero, talas en el nordeste bonaerense,
pindóes en la provincia del Chaco (figura en su escudo), caldenes en La Pampa,
entre otros muchos ejemplos.
Sin miedo, poner a estos ejemplares en una lista
particular y ponerle presente todos los días con el riego y los cuidados que
necesite.
Respetar a los mayores
En todos lados hay viejos ejemplares de árboles, ya
sean los plantados hace mucho o los que nacieron silvestres y se los respetó
sin cortarlos. Resulta muy entretenido hacer un relevamiento de la manzana, el
barrio o nuestro pueblo para detectar los árboles nativos de la región y
establecer cuál es el individuo de mayor edad. Los abuelos pueden dar muchas
pistas sobre la historia de cada árbol, desde cuándo los conocen, si recuerdan
hechos importantes acaecidos a su sombra, o mil detalles interesantes.
Las campañas pueden estar organizadas por el municipio
(tal vez la palabra adecuada sería “deben”). Pero alternativamente tienen un
papel desencadenante los medios de comunicación (un programa de radio, el
diario local o el periódico vecinal). Si ninguna de estas instancias surge, las
entidades ambientalistas, escuelas y centros culturales pueden tomar la
iniciativa. Es una tarea muy entretenida, y una oportunidad más de ponernos en
contacto con los árboles y la gente.
Formalizar el respeto
Una vez detectados los ejemplares más respetables del
barrio o la ciudad, solo queda ver la manera de formalizar nuestra
preocupación. En nuestro Municipio existe una una ordenanza municipal ( 2.503) que crea la figura de Monumento Natural, que
invita a realizar una lista adicional para declarar a cada individuo que
merezca este reconocimiento. Resulta fundamental agregarle al ejemplar un
cartel con su nombre local y otro explicando los motivos por el cual fue
declarado un monumento.
Un detalle importante es el mantenimiento. Pues bien,
es una tarea ideal para los vecinos o para las escuelas. Se trata de apadrinar
cada árbol valioso, asignar su cuidado a una persona o un grupo, quienes
velarán por el estado del cartel, el cantero donde se encuentre y curarlo en
caso de aparecer una enfermedad.
Armar concursos
Hay muchas posibilidades artísticas para trabajar con
los árboles nativos, en particular con esas especies o ejemplares de gran
trascendencia cultural en cada región. Por ejemplo, organizar concursos
fotográficos o de pintura específicos sobre el árbol más viejo del lugar (con
posibilidad de captar distintos momentos, como su floración, etc.).
Exigir a las autoridades
Por una cuestión de identidad cultural, los problemas
que pueden causar las especies exóticas y los beneficios que aportan las
plantas nativas, debemos exigir que el arbolado público reúna los requisitos
necesarios. Por ejemplo, que se dicten normas prácticas para asegurar la
permanencia de los árboles en las veredas (como que el propietario del frente
es el responsable), que se utilicen especies nativas de la zona y que se
reemplacen paulatinamente los exóticos más problemáticos.
Cuánto más variada sería la vida cotidiana de las
ciudades de contar con árboles silvestres nativos que traigan hasta nuestras
ventanas algunos de sus muchos compañeros animales de la naturaleza…
Organizar ferias de árboles
Los grupos de jardinería realizan con éxito reuniones
periódicas donde todos los amantes de las plantas se juntan para intercambiar
gajos y semillas de sus especies predilectas. Lo mismo se puede hacer con los
árboles, donde los organismos oficiales y las entidades conservacionistas
pueden tener un rol clave, convocando este tipo de eventos.
Uno de los problemas habituales al intentar utilizar
árboles nativos es la obtención de los elementos necesarios para su
multiplicación. Pues bien, estas ferias de árboles nativos pueden remediar esta
cuestión y agregan un detalle muy valioso: permite incentivar la plantación con
estas especies y crear lazos personales entre aficionados y técnicos que
comparten la pasión por nuestra flora.
Participar en la reconstrucción de nuestros paisajes
Los árboles nativos pueden aportar un medio muy
concreto para recomponer la naturaleza de bosques y selvas degradados o
desmontados. En cada región hay especies de rápido crecimiento que inician la
conquista de leñosas sobre el terreno, averiguar cuáles son en cada caso y
tratar de propagarlas en los lugares a recuperar. Luego, a la sombra de la
avanzada de plantas colonizadoras, ir sumando los árboles originales en las
proporciones observables en los relictos silvestres.
Siempre bien asesorados, conviene experimentar sin dar
más vueltas. La experiencia genera una información útil en estos casos. Hay
muchos espacios que resultaría muy oportuno recomponer con sus bosques
silvestres, como terrenos amplios junto a las escuelas, reservas naturales,
parques nuevos, recreos, forestaciones en las banquinas de autopistas, por
mencionar algunos casos.
Ensayar en nuestro jardín
Nada como obtener una experiencia personal. Elegir la
especie, buscar la forma de multiplicarla, ensayar su cultivo, cuidarla día a
día, buscar un lugar donde plantarla.
Los jardines, los balcones, los maceteros en la
oficina y los canteros en las veredas nos brindan múltiples oportunidades para
ubicar “nuestro” árbol nativo.
Armar jornadas de
forestación masiva
Son muchas las
posibilidades de conseguir árboles y lugares donde plantarlos, hay viveros
provinciales, municipales, del Inta, que tienen excedentes de árboles y todos
los años están dispuestos en donar ejemplares destinados a forestar lugares
públicos o privados. También se pueden trasplantar ejemplares jóvenes nacidos
en montes naturales o a la vera de caminos.
Se puede convocar a
alumnos, docentes y vecinos y juntos con el apoyo del municipio organizar
jornadas para realizar cortinas de viento delimitando las zonas urbanas,
forestar espacios públicos, etc.
Algunas ideas para
futuros proyectos:
Crear un jardín botánico
en la ciudad:
el Pulmón verde del Parque Industrial podría ser un lugar ideal para comenzar a
planificar la incorporación de diferentes especies en vez de forestar solo con
algunas pocas. Se podrían planificar sectores que representen a los diferentes
continentes, las regiones geográficas del país, etc.
Con el tiempo esta iniciativa se transformaría
en un lugar atractivo para los estudiantes de botánica y para los amantes de
los árboles. El costo no es significativo dado que varía muy poco el precio
entre las diferentes especies, y formalizando el proyecto sería posible
conseguir ejemplares donados. Los alumnos de las escuelas podrían apadrinar los
mismos.
Conocer, respetar y
hacer que se cumpla la legislación en la materia:
No existen acciones
concretas por parte del municipio, para hacer efectivo el cumplimiento de la
legislación en la materia, muchas veces por no “pagar costos políticos”, por lo
cual sería oportuno trabajar estas ordenanzas con los alumnos de las escuelas
secundarias (Construcción de ciudadanía por ejemplo), invitando a los mismos a
denunciar anónimamente ante una oficina creada al efecto en el municipio, todas
las violaciones a las mismas.
En el caso de
constatarse la infracción, el dinero resultado al efectivizarse la multa
correspondiente, podría ser donado al
curso del denunciante para que implemente acciones en pos del arbolado público.
De esta manera se enseña sobre la legislación vigente, se hace cumplir la misma
y se efectúan medidas reparadoras. El Ejecutivo ve acrecentada la cantidad de
inspectores y el compromiso de los jóvenes con su comunidad.-
Me gusta. En el norte argentino, por ejemplo, se realizan Ferias de Semillas, donde se intercambian semillas / plantines / plantitas, nunca se venden. Me parece una buena idea.
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